“Quiero que la gente cambie, y que al basural ya no vayan más”, dice Juana Valdezz, vecina del Barrio El Silencio, junto a sus dos hijas de 5 y 2 años, cuando le preguntamos por sus sueños. Luego agregó, “Yo cuando era chica iba a la basura, pero ahora no voy más”, compartiendo unas palabras esperanzadoras para el barrio.
Todos los vecinos tienen un amor incondicional por sus familias y por el lugar en el que viven. Quieren que los gurises sean buenas personas y que crezcan sanos.
Uno de los motivos por los que decidimos trabajar Por El Silencio es porque queremos que el barrio sea un lugar sano y digno para el buen desarrollo de las familias que viven allí.
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