Hola, soy Belén Gauna. Vivo en el barrio El silencio desde que nací. Estuve los tres días de pintada en la escuela Nuestra Señora del Silencio, en la cual participamos vecinos del barrio.
Mi experiencia fue muy buena y positiva ala vez. Me gustó pasar tiempo y compartir momentos con los chicos; como charlas, mates, risas, anécdotas y comentarios. También fue muy productivo ya que tuve la oportunidad de aprender a pintar y a ser más solidaria con mi prójimo.
Le agradezco a los chicos por darme la oportunidad de dar y a la vez aprender de ellos. Le recomendaría a cualquier persona que tenga la oportunidad de hacer algo así que lo haga, porque es una sensación hermosa saber que estas ayudando a muchas personas que lo necesitan.
Quisiera dejarles unas anécdotas que viví en esos días: conocí a una muy buena chica llamada Clara: yo estaba en el comedor tomando mate con Moni (una colaboradora) y una amiga mía de la facu, cuando en ese momento entró Clara con un nenito en brazos que se había golpeado jugando. Clara es una persona muy sensible y le dio pena el nenito y se puso a llorar, entonces yo la abracé y le dije que no llore y que la quería mucho… eso me conmovió un montón ya que no hay personas que se conmueven por esas razones. Creo que ella es muy especial, por eso le mando un abrazo y un beso de mi parte, pidiéndole que me vuelva a visitar y también le digo que la extraño mucho.
Otra anécdota que viví fue bastante fuerte para mí: me encontré con un chico que conocía de hace un tiempo, pero como se había hecho unos cambios como cortarse el pelo y eso, no lo conocí, hasta que me habló y me dijo quién era. Me emocionó mucho saber de él, ya que es una de las pocas personas que le tuve tanta confianza en mi vida. Le conté cosas de mi vida, de mi barrio que jamás le había contado a nadie. Ese día se había armado un lindo grupo y empezamos a charlar. Ellos te escuchaban con atención sin preguntar nada, esperaban que vos termines de hablar. En un momento en que le estaba contando mi historia, casi se me cae una lágrima porque eran momentos tristes de mi vida y ellos me contuvieron y me dieron ánimo. Esas cosas las hacen muy pocas personas.
Por eso, agradezco a todo el grupo y ojalá tengamos la oportunidad de volver a encontrarnos. Me despido con un fuerte abrazo y hasta luego, porque estoy segura que Dios y la vida se encargará de que tengamos la oportunidad de volver hacer esas charlas, tomada de mates, reuniones y muchas otras cosas más que ya expresé anteriormente.
Belén Gauna
Barrio El Silencio, Concordia, Entre Ríos